El nórdico homosexual de las montañas: y vivieron felices y comieron perdices

Previously en ‘El nórdico homosexual de las montañas’…

¿Os acordáis de que dije que iría a buscar a Marcurio, ese pobre mago imperial al que dejé plantado en el altar porque unos mercenarios vinieron a saldar cuentas conmigo el día de mi boda, por ladrón, y que casi me matan si no llego a cancelar la boda? Sí, sí, ése pobre desgraciado que me dijo que no quería volver a ver mi preciosa cara nórdica.

Pues le fui a ver. Y no sólo eso, fui a verle con mi nuevo maromo: Argis. Tengo que decir que Argis es un poco encefalograma plano y no le importó mucho que antes de casarnos fuera a ver a mi ex. Por si dudaba y eso.

Pero antes de ir a Riften a buscar a Marcurio, pasó algo un tanto… digámosle surrealista. Mi caballo Escarcha se pasó 10 minutos luchando con sus patitas delanteras contra un Pez asesino en un río cualquiera. Y sí, perdí 10 minutos de mi vida riéndome como una retrasada y con cara de WTF.

Prosigamos, pues. Fuimos a Riften a ver qué pasaba con Marcurio, y nada más entrar en la taberna ‘La abeja y el dardo‘, me encuentro al susodicho sentado al lado de la puerta, que, sin decirle yo nada, me suelta:

Era tal su cara de completa desolación, que me enterneció el corazón. Y yo ahí, preso de la llama de un amor que no se había apagado, le dije que cancelar la boda había sido un error y que si no podíamos volver a empezar. Sí, delante de mi nuevo prometido, todo muy normal y respetuoso. La respuesta de Marcurio:

Qué salao el chico. Y yo en plan: “¡Joder, que me ha dicho que sí! ¿Y ahora qué hago?“.

Y ahí estaba yo, en la entrada de ‘La abeja y el dardo‘, con mis dos pretendientes mirándome, expectantes, esperando a que tomara una decisión muy difícil. Marcurio, el pobre, estaba tan nervioso que estaba aguantando un pan que no existía.

Aunque me fue difícil, me di cuenta de que Argis era todo físico, pero nada de cerebro, y Marcurio me había demostrado que me quería y le había hecho sufrir. No podía desaprovechar esta segunda oportunidad, así que corrí al Templo de Mara para hablar con Maramal y disponer la boda.

Pero Maramal tampoco me recibió con los brazos abiertos.

Pero como buen hombre de Dios, perdonó mis pecados y dejó que nos casáramos.

Vinieron varios amigos a mi boda: Faendal (el cabrón que se había llevado los objetos que le había prestado), Lydia (la voyeur que siempre está sentada en frente de mi cama), Camila Valerio de Cauce Boscoso, Adrianne Avenicci, la herrera de Carrera Blanca, Mjoll la Leona e incluso Argis. Por la cara de Faendal, sospecho que en el fondo deseaba ser él el afortunado novio.

Aunque Argis vino a ver mi boda (como buen edecán que es), estaba un poco enfadado conmigo. Qué se le va a hacer, es que los vuelvo locos a todos. Que se vaya a dar una vuelta con los Barbas Grises, quién sabe si ahí encuentra su verdadero amor.

Y para variar, en la noche de bodas, Lydia no abandonó su tribuna en primera fila para no perderse el espectáculo, comiendo pan para acompañar, porque aún no han llegado a Skyrim las palomitas.

Sé que Marcurio será un buen esposo y un buen compañero de batallas. Además es muy chisposo, huahuahua (sólo los muy frikis van a pillar esto…).

3 comments

  1. Pobre Escarcha, salvándote la vida del pez asesino y tu te ríes de .. el/la D:!
    Vaya suerte tienes de que todos te perdonen como si nada XDDD
    La Lydia en mi casa solía estar en la planta de abajo en lo que sería el salón recibidor…
    Al final has conseguido casarte.. XD
    Lo de chisposo te refieres a que es mago… rayitos… y eso? .. no me considero tampoco “muy freak” D:!

    Un saludo 🙂

    • Hahaha, yo tampoco tengo muy claro el sexo de Escarcha. Creo que es macho, no sé, llámalo X.
      Las gentes de Skyrim no son para nada rencorosas, está claro, son de mente muy abierta, hahaha.
      Pues yo no ha habido aún vez que no me haya encontrado a Lydia comiéndose la comida de mis aposentos, mirando fijamente mi cama.
      Y sí, lo de chisposo es porque usa magia eléctrica y eso (cual Pikachu). Rectifico: en vez de ‘los muy frikis’, sólo los que han visto a Marcurio en acción.

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